miércoles, 17 de septiembre de 2008

Diario de Viaje 4: Irán I




DIA 11: “Teherán … objetivo cumplido”. Ramsar - TEHERAN . 350 kms



A pesar que esperé bastantes horas a que escampara la tormenta, tal cosa no sucedió, o sea que me puse el traje de lluvia y a media mañana salía dirección Teherán bajo una molesta cortina de agua. Pero al rato todo fue coger dirección Sur y la lluvia desapareció por arte de birli-birloque y empezó el calor intenso.

Lo que más destaca de las carreteras iraníes (que están bien asfaltadas), son los puestos policiales y los controles de velocidad a base de poner badenes en todos lados. Las carreteras tienen bastantes pasos de peatones en medio de la nada, y en muchos de ellos hay badenes artificiales para que disminuyas la velocidad. Además en cada uno de los pueblecitos que se pasan hay grandes baches también, y a mitad del pueblo las vías suelen unificarse para pasar por delante de un puesto de control de la Policía. Hablando de ello, una de las primeras sorpresas agradables fue que en uno de esos controles me para el policía (que no me entiende en absoluto), me pide que baje de la moto y que lo acompañe dentro de la comisaría (acongoje ...), y una vez allí me ofrece una silla para sentarme bajo el aire acondicionado y un vaso de agua helada para soportar mejor los calores. ¡Que amabilidad! ¡¡Me sigue gustando Irán!!

Entre badenes y controles, con bastante emoción llego finalmente a Teherán. ¡Objetivo principal cumplido! Pase lo que pase éste viaje ya es un éxito para mi.

El símbolo de Teherán, y en general de Irán, es el monumento Shahyaad en Azadi Square (arco de triunfo de 45 metros en conmemoración de los 2.500 años del imperio Persa) por el que pasé en dos ocasiones, por la mañana al llegar vestido de romano, y por la tarde ya de paisano.











Puerta del parque de Bagh e Melli, en el Ministerio de Asuntos Exteriores. Las ametralladoras de su decoración no pasan precisamente desapercibidas …



Respecto a las motos, son muchísimas, están en todas partes y se utilizan para todo tipo de usos, tanto en el trabajo transportando pequeñas y grandes cosas (impresionante lo que se puede llevar sobre una moto), como en el ocio (parejas de novios los fines de semana hacia la playa), como usada de transporte familiar (una familia entera de cuatro personas suele viajar en una sola moto). Son de pequeña cilindrada (máximo 125 centímetros cúbicos.), por lo que al ver a mi elefante de 1.200 c.c. la expectación estaba asegurada allá donde sea que aparcara (mucho más que en otros países ya que aquí hay más cultura de moto y te preguntaban la potencia, la cilindrada, el peso, etc.)

Este es el prototipo estandar del motero iraní









Las aceras tienen obstáculos para las motos, pero aún así se meten por todas partes.



Plaza Imam Jomeini



Encontrar el centro de Teherán (megaurbe de 12 millones de habitantes) no fue en absoluto fácil pues no hay propiamente una zona vieja, o peatonal. Lo que sí que hay es algo parecido a una zona comercial, por ejemplo en la calle Jomhouri Eslami.

Seguro que mucha gente cree que en Irán hay pocas cosas, o son desfasadas. Nada más lejos de la realidad, están a la última. Encontré unas galerías destinadas únicamente al mundo de la telefonía móvil, tal vez con 200 tiendas juntas, donde puedes hallar los terminales más modernos del mercado y accesorios mil sin ningún tipo de problema. Lo mismo cuanto a tiendas de electrónica en general, aunque en menos cantidad que el tema de los móviles, ya que los teléfonos traen a los jóvenes realmente locos y enganchados todo el día con el aparato en la mano (tal vez como aquí, pero como yo había perdido mi teléfono pues como que me he fijado más... ).


Por otro lado, choca un poco los primeros días en Irán ver a las mujeres tapadas algunas con el Chador aunque no sea obligatorio (es una prenda negra hasta los pies) y otras con una especie de gabardina o guardapolvo negro (“Mantó”) hasta tapar las rodillas. Pero lo que sí es realmente raro es verlas ir (juntas y de negro) de compras a las tiendas de vestidos de fiesta de colores chillones, o de ropa interior de atrevido diseño (no llegué a ver tangas en los escaparates, eso no...).

No obstante, sobretodo en las grandes ciudades, muchas mujeres llevan otros colores de pañuelo (“Rusari”) más alegres, o van sólo cubiertas en la parte superior del tronco, incluso con los tejanos a la vista.





Buzones de limosnas





Dos "Zam Zam colas" mejor que una.



Galerías comerciales.



Busca y captura de un vestido escotado...



Capacidad de carga.






.
Al atardecer, y con un tráfico horroroso para salir del centro, me dirigí al Mausoleo en las afueras dedicado al Imán Homeini, donde como tenía entendido se puede acampar de forma gratuita como uno más de los miles de peregrinos que lo visitan a diario. Esta costumbre iraní de permitir la acampada en todos lados es genial; simplemente aparcan el coche, sacan la tienda, la montan en cualquier plaza que tenga algo de césped o en el mismo asfalto y ya está, toda la familia a cenar y a dormir. Y si estás acampando en un mausoleo o sitio religioso muy visitado, entonces hay servicios, fuentes de agua, puesto de policía, etc., todo ello gratuito siempre.







Entrada a la mezquita separada para hombres y mujeres.



Y hablando de servicios, allá va la foto de los retretes del mausoleo. Os lo creais o no si a alguien le preguntas por el “davelyusi” (W.C. fonéticamente en inglés), probablemente te entiendan, no en vano en época del Sha, antes de la Revolución Islámica, Irán era uno de los paises más pro-occidentales de su zona.

Obsérvese con cierto asco que en los servicios no hay papel higiénico, sino una simple manguerita con agua y además sin presión ninguna. Es sabido que el Islam exige usar la mano izquierda para la higiene íntima (la mano impura), y por ello siempre comerás en una mesa islámica con la mano derecha (incluso amasando pelotillas malabáricamente si es necesario…)

No haré al respecto más comentario escatológico, únicamente dejar constancia de las dificultades del viajero cuando se termina la reserva de Kleenex… (olvidaros de comprar nada parecido en las tiendas, ni papel higiénico, ni papel de cocina, y tal vez con mucha suerte servilletas de papel).


Como en todo el país las motos (y yo con ellas, claro) se saltan todos los pilones que delimitan las zonas peatonales para llegar hasta el meollo. El error que cometí inicialmente fue el de plantar la tienda en un lugar de paso (entre los servicios y la mezquita), ya que me pareció más iluminado y seguro, pero una muchedumbre de chicos y grandes se formó durante un par de horas alrededor de la moto, y la alarma saltaba cada dos por tres incluso ya en plena noche al querer todos tocarla y hacerse fotos. Hasta la Policía vino y quería que instalara la tienda al lado de la comisaría. Me cagué en las muelas de todos por tocones, solté un discurso sobre la Sharia (ley musulmana) y la hospitalidad islámica para hacerlos avergonzar e hice como que me iba del mausoleo, pero en realidad volví a plantar la tienda en un sitio mucho más apartado y discreto donde ya nadie más me molestó (aunque evidentemente no era tan seguro). La moto durmió a mi lado, claro está.

.
DIA 12: “La Ruta de la Seda”. Teherán - QUOM - KASHAN - ISFAHÁN. 550 Kms.



Acampada en Teherán.



El Mausoleo por la mañana



En todos los aparcamientos siempre hay tiendas montadas delante del coche.





Salí de Teherán dirección Sur por la autopista (las pocas que hay son gratuitas), y me dirigí hacia la ciudad de Quom (centro religioso de Irán junto a Mashad). Quom es ciudad santa de los Chiítas (más radicales que los ortodoxos suníes), y hay 85 mezquitas y 15 mausoleos … Aquí estudiaron el Imán Jomeini, su sucesor Alí Jamenei y el actual presidente Mohamed Jatami.

Mezquita de los viajeros, a pie de carretera en la entrada de Quom.



El Mausoleo de Fátima al Masumeh (la hija de Mahoma y hermana del Imán Reza), es el centro de peregrinación de gran parte del mundo islámico. Es una edificación enorme y en parte está en construcción.

Ante tanto paroxismo religioso noté como todavía estaban menos acostumbrados a ver a occidentales, pero a pesar de algunas miradas más duras de un Mullah al verme entrar en la mezquita del Mausoleo, nadie me hizo ningún reproche en realidad.









Patio y estanque para las abluciones (para lavarse).




La gasolina en Irán está racionada. Ellos funcionan con tarjetas de gasolina que yo lógicamente no tenía, y a pesar de que me fue ofrecida a lo largo del viaje por la gente que iba conociendo (nunca acepté porque siempre me pilló con el depósito lleno), la verdad es que en todas las gasolineras excepto en una pude poner gasolina sin ella, eso si, pagando el carburante mucho más caro (cuatro veces más). Cuando me advertían de esta circunstancia a mi se me escapaba la risa, ya que aún pagándola cuatro veces más cara que ellos, seguía siendo unas cuatro veces más barata que en España ...

Por otra parte también suele ser corriente que cada cual se ponga la gasolina, pero en mi caso yo no sabía ni a que surtidor acercarme ni la cola que tenía que hacer, o sea que cada vez era una aventura que dependía de la amabilidad del gasolinero o de algún cliente de buena fe. Además en las grandes ciudades suele haber cola permanente de pequeñas motos repostando, y la expectación con mi mega-vaca estaba siempre asegurada. El gasolinero, por cierto, es un señor que anda por todos lados con un fajo de billetes enorme en la mano, y en las pocas ocasiones en que pone él la gasolina, lo hace así, con una mano llena de billetes cuyo estado deteriorado al final del día es fácil de imaginar.


Llegué a Kashán y visité los Jardines Fin (Bagh-e-Fin), una serie de fuentes y canales de agua muy agradables de ver que rodean el Palacio de Shotor Galu. De hecho, cuando estás a esas temperaturas tan elevadas cualquier sitio con una sombra, una fuente o unos saltos de agua se convierte en un sitio hermoso.







Más mezquitas en Kashán.





Emprendí camino hacia Yazd, pero el termómetro empezó a subir de verdad cuanto más nos adentrábamos en el desierto iraní. Pasados de largo los 40 grados, en una gasolinera me indicaron que en Yazd estaban casi siempre en verano a más de 50 grados. Me paré con los mapas en la mano y sudado como un pollo en el grill, consulté mis apuntes y decidí que lo que había que ver en Yazd no valía un golpe de calor y un día entero de viaje para ir hasta allí y volver, o sea que a media jornada modifiqué la ruta y me dirigí a Isfahán, la ciudad más bonita de Irán, para tener así más tiempo de explorarla que el que inicialmente le había podido conceder en mis planes.

En algún lugar del desierto iraní.



Llegué a Isfahán al mediodía y a su famosísima plaza del Imán (Naqsh-e Jahan), la segunda más grande del mundo detrás de la china de Tian-an-men. Tiene 510 metros de largo por 165 de ancho.

La plaza, Patrimonio de la Unesco, es espectacular de verdad no sólo por sus dimensiones sino por la belleza de las fachadas de sus mezquitas y palacios, las fuentes de agua, la decoración, la iluminación nocturna, los cientos de comercios que hay en las arcadas, etc.

En épocas antiguas, cuando Isfahán era uno de los importantes enclaves de la llamada “Ruta de la Seda”, se decía por Asia que si habías visto Isfahán ya habías visto la mitad de lo que valía la pena ver en el mundo (“Isfahan, half the world”). Es exagerado, claro está, pero pudo haber un momento en que Isfahán fuera realmente la repera en patinete...

Madrassa en Isfahán.



Extraordinaria Plaza Emam. A izquierda Mezquita Sheik Lotf Allah , al fondo Mezquita del Iman, y a derecha palacio Ali Qapu.



Isfahán Grand Bazar en todo el perímetro de las arcadas de la plaza.









En un país en el que hay pena de muerte no sólo para los traficantes de drogas sino también para los adúlteros y para los homosexuales, pude comprobar en diversas ocasiones a parejas de hombres y parejas de mujeres paseando cogidos de la mano en plena calle, aunque no es más que una costumbre árabe sin ningún significado especial más que el de la amistad o el parentesco.

Aquí dos hombres de espaldas paseando de la mano (si uno fuera mujer llevaría pañuelo)


Mezquita del Iman (Masjid-i-Shah)


Realmente precioso.


Bullicio en la plaza.



Puerta de la Mezquita Sheik Lotf Allah.



Plaza Iman Housein en la Avenida Chaghar Bag.



Al atardecer me dirigí a otra de las atracciones principales de Isfahán: los puentes medievales sobre el río Zayandeh. Hay bastantes de ellos, pero dos de especial belleza y asistencia de la parroquia local, que en cuanto el sol da un descanso salen de todas partes para sentarse a observar y oír el paso del agua por el puente, y a pasear por las orillas disfrutando de su iluminación que se refleja en el agua del río.

Dichos puentes medievales, que son de dos pisos, tienen un aire lejano al Ponte Vechio de Florencia, pero estos son muchísimo más largos (sobretodo el Sio Seh, de 300 metros) y no tienen comercios como aquél más que una casa de té en un extremo, con su terracita para el relajo general al sonido siempre desestresante del agua al correr.

El Sio Seh Pol (con sus famosos 33 arcos de Allah Verdi Khan).





El otro es el Puente Khadju (Pol e Khajoo). Se dice que es uno de los más bellos del mundo. Se usaba como presa y al cerrar sus compuertas se formaba un lago entre puentes para fines lúdicos.
En el edificio central se alojaba el Sha de Persia ocasionalmente.





El Khadju ya iluminado.



El Sio Seh de noche reflejándose en el Zayandéh.





Paseo en el puente.



Encontré luego un chiringuito que prometía “fast food”, y comprobé que si se busca un poco también se puede encontrar en Irán algo más estilo occidental, pizza, patatas, etc., en vez del clásico kebab o chelo-kebab (con arroz).



Luego me dirigí al hotelito (Hotel Naghshe Jahan), a mitad de precio que el del Caspio (10 leros), donde Mr. Carlos (yo mismo a ojos del conserje), aprovechó la invitación nocturna que le hicieron para plantar la moto en medio del vestíbulo para asombro del resto de los clientes.

Por cierto, al que os diga que la Coca Cola está prohibida en Irán le enseñáis esta foto.




DIA 13: “El Imperio PERSA”. Isfahán - PASARGAD - NAGSH E ROSTAN - PERSEPOLIS. 450 Kms.



Tuve que esperar para salir del hotel porque mi pasaporte por la mañana temprano estaba todavía en la Policía (para el registro, y más teniendo en cuenta que la noche antes había acampado en Teherán sin control policial). Mientras esperaba me inventé la película de que la tardanza era para que estuvieran a punto los policías de la secreta que me iban a seguir, pero yo nunca les llegué a ver, y si lo intentaron en coche poco rato duraron detrás mío en el caos circulatorio de Isfahán que yo sorteaba con la moto ...


Antes de salir de la ciudad me quedaba pendiente la visita a la Juma Mosque (mezquita de los viernes), y realmente valió la pena. A mi la decoración con arabescos, tan geométrica, tan colorida, tan trabajada, realmente me fascina. Hay que entender que mientras los artistas europeos por ejemplo se afanaban en perfeccionar las técnicas de plasmación de las imágenes sagradas y talla de esculturas, a los artistas árabes su religión les prohibía la representación figurativa, es decir la reproducción de figuras humanas e incluso animales (en realidad en Corán no lo prohíbe expresamente pero ha sido interpretado así para evitar la idolatría, aunque no en todas las épocas con igual rigor). Así pues son maestros en decorar con ornamentación geométrica tanto alfombras como mosaicos, azulejos, etc. Incluso en muchas ocasiones la propia palabra escrita (caligrafía de versículos del Corán normalmente), es un elemento más de la decoración en sí mismo.

Patio de las abluciones.

Interior.



Juegos geométricos en todo tipo de materiales y soportes.









Caligrafía hecha arte.


Detalle del impresionante trabajo.



Increibles azulejos.





Soberbia fachada.



Se supone que una es Honda original y las otras dos no. A buscar las diferencias…





Otra vez en ruta. Por lo que a mi respecta tanto puede decir “buen viaje” como “para aquí mismo o te cortamos la cabeza”... Lo que no se es como les da tiempo a leer eso en marcha.



Y si quieres saber a donde vas y lo que falta por llegar ….
A los cuatro días ya me había aprendido al menos los números.



Dos comentarios a la foto. 1- La policía de carretera de Irán usa vehículos Mercedes ni más ni menos (a tomar nota quien creía que aquello era el culo del mundo…).
2- En multitud de puestos de control tienen montada una caravana con su aire acondicionado y todo.



Llegué a Pasargad sólo conociendo que era un paraje Patrimonio Mundial de la Unesco, pero sin saber muy bien que es lo que allí había. Pues bien, ya os puedo decir ahora que es algo de lo que se puede prescindir perfectamente. Que sí, que está la tumba de Ciro el Grande y algunos restos de sus diversos palacios, pero comparado con lo que vi después en Persépolis esto no llegaba ni al aperitivo.

Tumba de Ciro el Grande. La inscripción dice algo parecido a esto: “Yo soy Ciro el gran rey que le dio un imperio a los Persas y reinó en toda Asia, así que no me prives de éste monumento ”
De hecho no le faltaba razón ya que el cilindro de Ciro el Grande que está en el British Museum de Londres fue la primera carta de derechos del mundo.



Palacio de la audiencia.



Templo zoroástrico del fuego (pireo)



Y es que no demasiado lejos de allí uno llega a Nagsh e Rostan, las tumbas de los reyes persas (Xerxes, Artaxerxes y Darío) esculpidas en las rocas de la montaña, y con unos relieves bastante notables dedicados a narrar los logros de cada rey.





Tumba de Xerxes.







Aquí mantuve una conversación muy interesante con un grupo de estudiantes de la que saqué la conclusión de que a los iraníes les preocupa mucho cual es la visión que tenemos de ellos, especialmente en estos momentos de coyuntura internacional en que EEUU les ha metido en el saco de “el Eje del Mal” junto a Siria, tanto por supuesta financiación de terroristas, como últimamente por el tema de las instalaciones nucleares. Además, justamente en esos días su Presidente habló ante la Asamblea de las Naciones Unidas.

Un chico más exaltado me decía gritando: ¿No lo ves? ¡Aquí somos todos terroristas ! El resto, más calmado, me decían que una cosa es lo que hace o piensa la gente normal y otra son las acciones de su gobierno, que no tienen porque estar necesariamente de acuerdo. Una conversación con 9 o 10 chicos desconocidos no es el mejor momento para posicionarme políticamente, o sea que les vine decir que si ellos vivían bien, si podían hacer lo que querían sin prohibiciones, y si eran felices, pues que lo que tenía que hacer la gente y dirigentes de los países occidentales era criticar menos y visitarles más igual que había hecho yo, para conocer de primera mano aquel país y las innegables maravillas que ofrece.




Y al cabo de nada se llega hasta Persépolis (ciudad de los persas en griego) o conocido por ellos como Takht e Jamshid (trono de Jamshid), Patrimonio de la Humanidad.

Es el corazón de Persia que su día fuera uno de los imperios más imponentes y vastos de Asia (cabe recordar por ejemplo el ejército conquistador de la película “300”), y uno de los objetivos principales de este viaje.

Era una ciudad tan rica y extraordinaria que se dice que el motivo por el cual Alejandro Magno la destruyó con un incendio y su posterior saqueo (hicieron falta más de 500 mulas para transportar el tesoro), no fue la venganza por el previo saqueo de Atenas por parte de Jerjes, sino la misma envidia ante tanta belleza.



Por fortuna hay un cámping justo antes de llegar a las ruinas (Centro de Visitantes de Persépolis), o sea que pude montar la tienda, cambiarme de ropa y ducharme, y entrar en el recinto cuando el sol ya empezaba a caer.


Las ruinas de lo que fue en su día la capital de la dinastía Arqueménida son de lo mejorcito que yo había visto hasta entonces (con los días Palmira (Siria) y Petra (Jordania) competirían también para la medalla de oro). Las figuras enigmáticas de animales, la disposición general de los palacios, las columnas, las tumbas en las montañas próximas, y sobretodo los relieves en todas partes, detallados, abundantes y masivos. Me gustó y mucho. Realmente Isfahán y Persépolis valen el viaje a Irán.





Puerta de Xerxes o de las Naciones (toros con cabeza humana)






Esto es un Homa de dos cabezas (un pájaro mitológico).






Caballo de dos cabezas.



Tumba real de Artaxexes (Ardeshid) III.




Detalle del Símbolo del Ahura Mazda (dios alado).






Hall de las 100 columnas.




Puerta de entrada al Hall.



Increible fragmento de escritura cuneiforme (a que os acordáis de cuando os lo explicaban en la escuela...).




Detalle de las puertas de entrada esculpidas.








Lucha entre el león y el unicornio...



Supongo que el león se zampó al pobre unicornio porque enfadados aquí lo apiolan a él...



Palacio de Tachara (Dario I).



Palacio del tesoro, creo.


León de dos cabezas en el Palacio de Apadana.



La cuestión es que me recuerda a alguien pero ahora no caigo...

Los relieves en los muros de acceso al Palacio de Apadana son absolutamente extraordinarios, de lo mejorcito creo yo.


Más escritura cuneiforme a tocar de la mano y no dentro de la urna de un museo… (Irán es una gozada…)


El detalle en los cabellos era total (la foto acepta zooms a mansalva).


Puerta de salida.



Detalle del toro alado.


Vuelta a por una ducha al Centro de Visitantes de Persépolis.


Después me dirigí a la ciudad más próxima, Marvdash, intentando en vano (a pesar de la ayuda de varios) encontrar un cíber-café (Cofee-net se llaman por esas latitudes).

Al rato de pasear por las calles, cuando vuelvo a la moto aparcada esta vez no había una docena de curiosos como siempre, sino un coche policial y uno de militar esperándome. Tras controlar el pasaporte y interrogarme sobre mi alojamiento, me dicen que van a acompañarme (habría unos 8 kms) claramente preocupados por mi seguridad circulando solo y de noche por ahí. Les dije que con mi GPS ya sabía el camino, y que “te lo agradezco pero no” como le diría Shakira a Alejandro Sanz en su canción. Además yo no había cenado y andaba buscando un chiringuito donde papear (cosa que no fue fácil). Total que cojo la moto y enfilo pal cámping y efectivamente a las afueras encuentro una especie de pizzería y allí que echo el ancla y me siento en la mesa exterior para cenar. Al cabo de muy pocos instantes pasó “curiosamente” el coche de Policía; pararon a unos 20 metros, y al rato se fueron....

En la semana que he estado en Irán han sido muchos los momentos en que la Policía ha intentado sobreprotegerme más de lo que yo he querido, en ocasiones me decían que “en Irán también hay mala gente”, pero puedo decir que he tenido casi siempre sensación de seguridad en todo el país. Está claro que esos policías no han paseado nunca por suburbios occidentales como La Cañada Real, o incluso por el centro de las ciudades más fashion como el barrio del Raval de Barcelona, por poner sólo dos ejemplos hispánicos

Después de cenar hacia el cámping, a dormir al lado de la Pantera Negra que tan bien se estaba portando.

No hay comentarios: