lunes, 8 de septiembre de 2008

Diario de Viaje 13: San Marino y Toscana



DIA 36: “San Marino inolvidable”. Autopista húngara - ((Croacia)) - LJUBLIANA (ESLOVENIA) - RIMINI (ITALIA) - SAN MARINO (SAN MARINO). 950 kms.



Me levanté al cabo de un rato aún de madrugada. Sin lavarme ni la cara todavía andaba algo turbio, de tal manera que me subo a la moto, arranco y ¡zas! al suelo por culpa de la cadena que había puesto en la rueda delantera para dormir tranquilo. ¡Mecagoentodoloquesemenea otra vez! Era la cuarta vez que me caía la moto en el viaje, pero lo peor era que ésta fue un poco más violenta y por un lado quedó el suelo lleno de líquido (muy mal presagio de los daños posibles del motor), y por otro lado el retrovisor izquierdo se había hecho añicos, quedando inservible del todo.

Cuando al fin pude levantar la moto comprobé con profunda satisfacción que el líquido del suelo era simplemente agua del bidón de 2 litros que llevaba en la alforja, y que había amortiguado parte de la caída a cambio de soltar un poco por el tapón. El tema del retrovisor era más preocupante, ya que a pesar de que luego pude hacer más de 500 kms sin él, era peligroso no poder controlar el tráfico pues era el del lado de los adelantamientos.

Así llegué pues hasta las fronteras húngara y croata, que pasé sin problemas, y tras una corta estancia en Croacia llegué también a Eslovenia, por fin la Europa Comunitaria.

Cuando pasé en la ida todavía no había entrado en vigor “la Vignete”, pero ahora sí que ya era imposible acceder a la autopista eslovena sin pagar el impuesto pues hay peajes con control de acceso (a diferencia de la autopista húngara). Pero pagar entonces 17 euros para hacer sólo 300 kilómetros era algo que no me apetecía, o sea que tras unas indicaciones muy amables del chico del peaje sobre las direcciones a seguir para llegar a Ljubljana, me dispuse a hacerlo por las preciosas carreteritas eslovenas que siempre ofrecen paisajes para parar a deleitarse.



Eso me permitió encontrar en un pueblo una cristalería donde me repararon al momento y sólo por 5 euros el espejo retrovisor.

Lógicamente pasar por pueblecitos, cruzar vías de tren y coronar puertos de montaña me hizo perder el doble de tiempo que por la triste autopista, pero la verdad es que Eslovenia es un país siempre verde y que me enamora cada vez que paso por allí.

Llegué a Ljubljana sin poder resistirme a volver a pasear un rato por su centro urbano, más animado que la última vez en pleno diciembre y bajo la lluvia.

Preseren trg (square) con el monumento a France Preseren.



Iglesia franciscana de la Anunciación desde el Puente Triple Tromostovje.



Río Ljubljanica.




Universidad de Ljubljana.




Cuando ya enfilaba hacia la frontera Italiana otra vez por carreteras alternativas, un tormentón considerable dificultó el ascenso a los puertos de montaña. Además de la molestia por la lluvia, los carteles que las autoridades eslovenas dedican a las motos no tienen desperdicio para animar el día.

Éste primero no es real, es una composición mía de más o menos como era el primer cartel que te animaba a tumbar en las curvas. Más o menos diría: “Venga campeón, saca rodilla que la curva está guapa”



Tres curvas más allá el próximo cartel venía a decirte algo así como “Se acabó lo bueno figura, aquí ya no tumbes que igual te ahostias”






Unas curvas más arriba el cartel era ya muy explícito interpretándose como “Si no dejas de hacer el burro y no me haces caso, al final te vas a esparramar seguro”



Y por si alguno seguía rascando las estriberas en la subida, el último cartel sentenciaba algo parecido a esto: “Tu mismo capullo, si vuelves a tumbar la moto te vas a tomar viento por el barranco y la palmas fijo...”



A pesar de que los cruces te intentan meter tozudamente en la autopista, conseguí llegar hasta Italia habiendo atravesado toda Eslovenia por carreteritas encantadoras.

Lo siguiente fue tirar, tirar y tirar por las autopistas Italianas sin apenas descansar, rodeando el golfo de Venecia hasta llegar a la llamada “Riviera Rimini”, justo cuando casi se despedía el sol, a tiempo exacto para un baño en el Mar Adriático con el ocaso de fondo sobre los hoteles de Rímini.
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Por fin el último mar, el Adriático, después del haber pasado antes por el Mar de Mármara, el Mar Negro, el Lago Sevan, el Mar Caspio, el Golfo Pérsico, el Lago Van, el Mar Rojo, el Mar Muerto, el Mar Mediterráneo y el Mar Egeo...



Más tarde llegada a San Marino, un pequeño y romántico país cuyo centro histórico se encuentra en lo más alto de una montaña.

La frontera entre países.



Tras encontrar un hotelito en San Marino capital me dispuse a hacer una preciosa e inolvidable visita nocturna al Centro Histórico de San Marino, Patrimonio Universal de la Unesco.

Al entrar en la parte amurallada lo primero que se encuentra es el “Museo de la Tortura”…



La piazza della Libertá, con el Palazzo Público y el monumento a la libertad.



Una inmejorable cena y a dormir al hotel donde, con la moto aparcada a la puerta, intenté sin fortuna hasta entrada la madrugada calmar los calores veraniegos.
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DIA 37: “Italia siempre apetece”. San Marino - SIENA (ITALIA) - SAN GIMINIANO - FLORENCIA - ((Francia)) - MONTECARLO (MONACO) - ((Francia)). 700 kms



Por la mañana, tras dar buena cuenta del desayuno del hotel, volví a la pintoresca puerta de entrada de San Marino para despedirme de ella, y subí de nuevo hasta el Centro Histórico.

Puerta de San Marino: “Benvenuti nell’antica terra della liberta”



Basílica (piazza Domus Plebis) que contiene las reliquias del santo (San Marino).



Monumento a los caídos en un bombardeo durante la Segunda Guerra Mundial



Piazza della Liberta.





Entré en Italia por las carreteras interiores que cruzan hacia la Toscana y que ningún navegador recomienda por sinuosas. Era domingo y por aquellas carreteras preciosas enseguida empecé a encontrarme grupos de motoristas dándose un atracón de curvas a los que no pude por menos que unirme.



Muy cierto: el casco no es suficiente, hay que usar también la cabeza …



Más curvas. Éste motero que me precede (que luego supe que era policía de tráfico), me hacía señas para avisarme de los radares que hay en los pueblos de la ruta.



En un momento dado llegamos a un restaurante donde la peña se reúne a desayunar y comentar la jugada, y yo también, claro está. Recibí sinceras felicitaciones e invitaciones para el “bravo piloto” que volvía a casa todavía con polvo de los desiertos iranís.



Llego a la Toscana.



Sin más tiempo para agasajos conseguí llegar finalmente hasta Siena, cuyo centro histórico es también Patrimonio Universal declarado por la Unesco.

Dos cosas destacan especialmente de Siena: primero la Piazza del Campo, donde está el Ayuntamiento (Palazzo Público), y donde se corre dos veces al año la carrera ecuestre del “Palio” por los laterales de su forma especial de abanico en desnivel, rampa ésta que aprovechan ahora los turistas para sentarse a la sombra.





Torre del Mangia desde el interior del Ayuntamiento



Rómulo y Remo con la loba. La leyenda dice que Siena fue fundada por los hijos de Remo, mientras que Roma lo fue por Rómulo.













Si a Italia vas, es imposible resistirse a un magnífico helado.





Y lo segundo a destacar es “Il Duomo”, la Catedral que es absolutamente espectacular, creo que una de las más bellas que nunca vi.



Detalle del Campanille. Genial juego con el número de columnas en cada piso.



Detalle del Batisterio.



Caballos de madera en la Logia delle Mercancía.



Atravesando la provincia de la Toscana es inevitable encontrarse las grandes extensiones de viñedos.



Muy cerca de Siena está San Gimignano, lo que fuera en su día el precursor del Manhattan de Nueva York, cuando los aldeanos de éste precioso pueblo medieval amurallado se empeñaron en competir a ver quien construía la torre más alta.





Piazza Cisterna.







Tenía previsto ir tirando hacia casa, pero no pude resistir la tentación de entrar de nuevo en Florencia (tal vez la ciudad más bella del mundo) a pesar de que estuve allí hará sólo unos meses.



La Pantera negra en el Piazzale Michelangelo.



Vista clásica de la ciudad con el Ponte Vecchio, el Palazzo Vecchio de la piazza della Signoria y el Duomo de Santa Maria del Fiore.



El David de Michelangelo del Piazzale.



La Galeria degle Ufizzi, un museo fabuloso.



La Pantera y el Ponte Vecchio.





Al caer la tarde seguí mi camino hacia casa ya todo por autopista luchando contra el sopor y el sueño, hasta que a la altura de Génova me tumbé un rato en el césped de una estación de servicio a dormir un par de horitas.

Continué hacia Francia y aproveché que eran las cuatro de la madrugada para entrar en el Principado de Mónaco y darme una vuelta por Montecarlo y las calles y túneles del circuito de Fórmula 1, sin el tráfico que hay siempre cuando intentas bajar hasta el Casino y el puerto deportivo.



Casino de Montecarlo.



Al cabo de poco rato, a la altura de Niza, busqué otra área de autopista porque se me caían los ojos del cansancio, y en el primer pedazo de césped que encontré dormí un par de horas más hasta el amanecer.
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DIA 38: “¡DESAFIO COMPLETADO!”. Autopista francesa - MANRESA. 800 kms



Aquí en el césped eché un par de horillas.



Me levanté, y el resto del viaje ya fue simplemente perseguir mi sombra hasta mi casa donde llegué a las 12 del mediodía después de más de 22.900 kilómetros de Odisea en 37 días y cuarto (615 kms/día de media...)





Éste es el estado general más que aceptable de la moto y el piloto a su llegada



Y ésta es la llegada al garaje rompiendo la pancarta de bienvenida que la familia me había preparado.



6 comentarios:

Guillermo dijo...

Simplemente !una pasada¡ además has conseguido comunicar, y eso en los tiempos que corren, es muy importante.
De verdad, me ha gustado mucho tu reportaje.

steppenwolf dijo...

Enhorabuena por este tremendo viaje, sin duda habrá sido el viaje de tu vida. He disfrutado muchísimo, me has hecho viajar sin moverme de la silla, espero poder algun día hacer al menos la mitad de ese viaje, que tal como está el panorama se pone cada vez mas difícil, al mismo ritmo que la UE crece incorporando nuevos paises creo que los que están en su periferia vuelven atrás y se radicalizan.

Felicidades y gracias por compartirlo.

Ramesses, de bmwmotos.com ;)

Mike dijo...

Uouuuuu. Leido enterito. Quién pudiera...

Jepet dijo...

Malas lenguas me han comentado que preparas otro viaje a...¡Japón! Y he vuelto a releerme tu aventura. Tengo unas ganas irresistibles de pillar la moto o el side y lanzarme "en el camino". Leer a Kerouac y tu blog me provoca la misma reacción.Feicidades de un tocayo manresano.
Josep.
www.jepet.webcindario.com

Oriol dijo...

Pos apa, són les 3:22 del matí, Gràcies a la teva crònica demà no sé com treballarem però... collons com ha valgut la pena! Estic extasiat... Ja veig que la meva sortideta de 500 km aquest cap de setmana ha quedat bastant curta...

vikingvzla dijo...

Me he divertido mucho con tu viaje. Siempre me ha gustado viajar y algún día me gustaría hacerlo de esa forma. Si algún día vienes por Venezuela, tienes donde quedarte. Saludos! vikingvzla@gmail.com